sábado, 24 de abril de 2010

Hawthorniano

Últimos días de Abril; primeros días de frío. Subterraneo línea A, lleno. Interior, dos tipos conversan, uno bastante alto y ya mayor, el otro de unos cuarenta años y metro sesenta de estatura:
El menor: No lo soporto más. Es inaguantable, me sigue todo el día. Me pregunta cosas: ¿Y esto cómo se archiva? ¿Aquello quién lo firma? ¿Y las primas cuáles son; dónde está el balance 2006?
El Mayor: Y bueno, quiere aprender, es nuevo. Dale unos meses más, que se acostumbre y seguro se calma.
El m : Vos no entendés, ahora se cortó el pelo igual que yo, se compró un saco igual al mio, como en la película de la mina esa...
M : ¿Mujer sola se busca?
m : Puede ser, la de la inquilina loca que quiere tomar el lugar de la locadora.
M : Con el costo de los alquileres, no es una locura... (sonríe)
m : No es gracioso, el tipo tiene un problema.
M : Río de Janeiro, la próxima es la mia. No te preocupes, no creo que logre reemplazarte sin que lo notemos. Es mucho más alto que vos.
[el mayor abre la puerta, se baja y camina rápido hasta perderse en la multitud de personas que caminan rápido]
m (entre dientes) : qué pelotudo, no entiende.

Noto entonces en el fondo del vagón a un hombre muy parecido a m, aunque notablemente más alto, vestido de manera semejante, que lo mira y toma notas. Bajan ambos en Primera Junta. Me pregunto si será ese el socías mencionado. Me pregunto si el petiso correrá peligro. Días despues, nuevamente en el subterraneo, escribo:

D de Doppelgänger

1- A se hace pasar por B profesionalmente, esto es, dedica su tiempo a ello sistemáticamente. Lo imita en sus gestos, en sus gustos. Se comporta como un doble. Luego de años de una vida insoportablemente artificial , agotado, A se suicida.
-B se siente vacío. Muere al poco tiempo. Quizás se suicida.
[lo primero le habría pasado a S. Kubrick]
-
B acababa de suicidarse, A lo ha imitado involuntariamente.
[su última acción, aquella que pretendía redimirlo de la dependencia resulta ser, en todo sentido, el tiro de gracia de su condena autoimpuesta]
-
B está mucho más tranquilo, se muda al centro, come en pizzerías y sale casi todas las noches. [este me gusta porque es inesperado, y podría ser una metáfora o una alegoría. Por ejemplo de que comer en pizzerías y salir llevan a la felicidad, o de que una vez que ya no respondemos a aquello que era nuestra imagen somos realmente libres].
- Un día, ya harto de la duplicidad, B envenena a A. B muere mientras que A sólo experimenta un conjunto de síntomas inexplicables.
- En algun momento se introduce algún elemento onírico, todo resulta ser un sueño. Pero luego, en algún momento de vigilia se presenta un elemento inquietante (por ejemplo, aparece A, que es igual a B pero mucho más exitoso).
[Vulgar y muy usado, sí, pero si se lo hace suficientemente largo, aburrido, incomprensible y pretencioso, puede venderse como guión para una película nacional]
- Una tarde de otoño, caminando por Parque Chas, B y A se trenzan en una pelea y terminan inconscientes. al despertar no saben quién debe imitar a quien. Luego de un rato de mutismo Zeus interviene y los convierte en piedra.
[un final clásico]

Llegué a la estación Puán. Subí las escaleras. Nadie me seguía. Subí las otras escaleras. Solo con mi pensamiento; aliviado. Y nada más pasó hasta que espanté involuntariamente al mendigo.

jueves, 1 de abril de 2010

J. S. Mill, previsor.

Anota John Stuart Mill en su diario con fecha 9 de marzo de 1854:

"Lo característico de Alemania es la ciencia sin pensamiento; de Francia, pensamiento sin ciencia; de Inglaterra ninguna de las dos cosas.
Los alemanes, ciertamente, intentan producir pensamiento; pero su pensamiento es peor que ninguno. Los ingleses, salvo raras excepciones, nunca lo intentan. Los franceses están tan acostubrados a él, que aquellos que no pueden pensar en absoluto vierten los resultados de su no-pensamiento en las formas del pensamiento"

Bien podría haberlo escrito en 1954, 1984 o ayer. Y si alguien que opina distinto, que se arremangue y me espere afuera que, como buen argentino, tengo los puños llenos de razones.